Después de varios días de trabajo todo estaba casi a punto para dar el pistoletazo de salida a la sala 0. Faltaban unos cuántos retoques para dar por concluido el montaje de los dispositivos interpretativos que conforman la sala, así que, una vez finalizados los últimos detalles, cansada, me senté en el sofá. Y es allí, en ese confortable sofá que ocupa parte de la salita donde empecé a imaginar como sería, a lo largo de estos días y meses, el desarrollo que llevarían a cabo los usuarios sobre sus interpretaciones de las obras y algunos de los espacios del museo. Fue tanto mi empeño en imaginar esos momentos, que no pude dejar de curiosear todos y cada unos de los rincones que estaban a punto de abrirse al público, para saborear por última vez un lugar que permanecería poco tiempo tal y como lo habíamos preparado. Sabíamos que a los pocos minutos alguien llegaría y comenzaría a dar forma a esta nueva experiencia.
Pasen y siéntanse cómodos.
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